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Acompañando a Gabriel García Márquez

ANÉCDOTAS, REFLEXIONES Y COMENTARIOS

Miguel Borge Martín


Antecedente

Durante los días 22 y 23 de Octubre de 1981 se celebró la Reunión Norte- Sur en Cancún. /El evento reunió a líderes de países industrializados del Norte y de países llamados “en desarrollo” del Sur, para discutir temas de cooperación y desarrollo global. /Fue una Reunión de gran resonancia mundial, que promocionó en gran escala a Cancún que ya mostraba su enorme potencial turístico. Asistieron a la Reunión destacados líderes de 22 países, entre los que se encontraban Ronald Reagan, Presidente de los Estados Unidos; Margaret Thatcher, Primera Ministra del Reino Unido; François Mitterrand, Presidente de Francia; Pierre Trudeau, Primer Ministro de Canadá, Indira Gandhi, Primer Ministro de La India; y el Presidente de México, José López Portillo, anfitrión de la Reunión. /Con este antecedente, seguramente lejano o hasta desconocido para muchos, inicio los comentarios de una anécdota que me tocó vivir por esos días, motivado por la última de las ‘cartas’ del 2024, que el Cronista de Cancún, Fernando Martí, le dirige al Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, QEPD, reconocido por su narrativa y su contribución al realismo mágico, particularmente a través de su obra maestra “Cien Años de Soledad”.

Siendo Secretario de Desarrollo Económico, me llama el Gobernador Pedro Joaquín Coldwell, voy a su despacho y me comenta que vienen a la Reunión Norte-Sur Gabriel García Márquez con el Director del Nouvel Observateur francés y una periodista francesa, pero que quieren ir a Cozumel antes de que comience la Reunión. Entonces me dice, quién mejor que tú Miguel para acompañarlos, que eres de Cozumel y hablas francés. /Te encargo que te hagas cargo de atenderlos.

Para que la atención a los visitantes fuese adecuada, con el apoyo de la Oficina del Gobierno del Estado en Cozumel, que existía en aquel entonces a cargo del Prof. Jorge Martín Angulo (a quien todos conocemos coloquialmente como “Coqui”), se hacen todos los preparativos. /Se determina el barco que nos llevaría a un recorrido por el Sur de la isla; se seleccionan 2 excelentes buzos de Cozumel para que nos acompañen y saquen del mar los caracoles y las langostas que ellos mismos prepararían y serían el plato fuerte para la comida; se compran vino tinto y vino blanco de los pocos que existían en Cozumel en esos tiempos, así como algunos alimentos básicos previendo una escasa o nula captura de mariscos; todo quedaba debidamente preparado para viajar y darle a conocer a los visitantes algunas de las bellezas de Cozumel.

A la hora indicada, nos encontramos con nuestros invitados en el aeropuerto de Cancún. /García Márquez y el Director del Nouvel Observateur habían llegado desde el día anterior a la ciudad. /La periodista francesa nunca llegó. /Nos trasladamos al FBO de la aviación privada para tomar ahí el avión del Gobierno del Estado, un jet ejecutivo Cessna-Citation II para 6 pasajeros, que haría solamente de 10 a 15 minutos de vuelo para llegar a Cozumel. /Debo decir que por esos días se había declarado una huelga de los Controladores Aéreos en todo el país, pero el aeropuerto de Cozumel, siendo la sede de la Base Aérea Militar No. 4, era operado por técnicos de la Fuerza Aérea Mexicana.

Despegamos con rumbo a Cozumel y al llegar nos encontramos la primera sorpresa del viaje. /Al momento de enfilar para tomar la pista y aterrizar, apareció en el horizonte cercano una pequeña avioneta que estaba carreteando (así se dice cuando un avión se está moviendo en tierra) para atravesar la pista, y el piloto de nuestro avión, el Capitán Del Rosal, tuvo que maniobrar para retomar el vuelo y elevarse con un ángulo mayor que el de un despegue normal, para evitar un accidente. /En ese momento ocurrieron

dos cosas al mismo tiempo: 1) Todas las alarmas del avión se activaron con un ruido ensordecedor, y en el tablero del avión se encendían y apagaban todas las lucecitas de los instrumentos de operación y navegación del avión y 2) Se comenzaron a escuchar los gritos y mentadas de madre, de todas las madres y todos los tonos, que García Márquez profería, amenazando con mandar al carajo a los operadores de la torre de control en el momento que descendiéramos. /Fue de asombro escuchar lo que pasaba, porque nunca hubiese esperado una reacción así de nuestro invitado. /Luego me enteré de que García Márquez no era afecto a volar porque les tenía animadversión a los aviones. /Finalmente aterrizamos y no pasó nada, las amenazas se disiparon, pero esa fue la primera sorpresa del viaje.

Ya en Cozumel nos subimos a la camioneta que Coqui había dispuesto y nos trasladamos al puerto de abrigo de La Caleta. /Embarcados y con los ánimos calmados, el yate enfiló proa hacia el Sur. /Nuestros invitados iban en la popa y yo estaba en la proa, junto a la cabina del Capitán. /Mi función era atender a los visitantes y no interferir ni interactuar con ellos, a menos que lo solicitaran. /Mientras el yate se movía, ellos platicaban, pero en algún momento García Márquez me llama para preguntarme algunas cosas, con la intención de que las escuchara el francés, que algo entendía el español. /Platicamos brevemente de cosas cotidianas y después preguntó si en Cozumel no pasaban cosas que parecían irreales, pero que formaban parte de la vida diaria de la comunidad (el francés escuchaba atento la plática). /Yo le contesto que sí y le di algunos ejemplos diciéndole, por ejemplo, que si se salía a pescar de noche y había Luna grande, al sacar los pescados había que taparlos para que no se echarán a perder, a lo que el volteaba a ver al francés para asegurarse de que entendía lo que yo había dicho. /Me pidió otros casos y le dije que si se sembraban manzanas o peras salían guayabas muy grandes que llamábamos guayabas manzaneras o peruleras, según la forma que tuvieran. /Le comenté también que, siguiendo las tradiciones mayas de la zona, los árboles del monte se debían cortar cuando había buena Luna, para que la madera durara en buen estado muchos años, y no recuerdo que otras cosas pude haberle comentado. /Agradeció mis comentarios, yo me fui a la proa y el continuó platicando con el francés.

Los buzos hacían su trabajo y no tardaron en salir a flote con un buen cargamento de langosta y caracol. /La comida sería estupenda para nuestros visitantes y para nosotros mismos. /Pero algo tenía que ocurrir para que así no fuera. /A la hora de servirle a nuestros invitados los manjares del día, resultó que por problemas estomacales y del colesterol, no podían comer lo que se les había preparado, ni podían tomar vino. /Entonces hubo necesidad de hacer algo diferente para que no se quedaran con el estómago vacío. /Esta fue la segunda gran sorpresa del día.

Terminada la visita a Cozumel volamos a Cancún ya entrada la tarde y me despedí de los visitantes, para regresar a Chetumal, a donde llegamos como a las 8 pm. /Me parece que fue un viaje interesante y poco común. /Fue una anécdota de esas que no se pueden olvidar.

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